Fotos/Vídeos
Vídeo (JALL)
Álbum
Visita ao museo
co acompañamento e explicacións de Jorge sobre as dúas mostras seguintes.
Maude Schuyler Clay (Greewood, Misisipi, 1953) empezó su serie de retratos en color –la mayoría de ellos incluidos en Mississippi History, la monografía editada por Steidl en 2015– después de que William Eggleston, su primo, le regalase en los años setenta la Rolleiflex que sigue utilizando hoy en día. Además de ese obsequio determinante, Eggleston también la invitó a que lo ayudase en su propia trayectoria como fotógrafo. Durante su recorrido por Memphis y Misisipi, ese aprendizaje también le enseñó a fijarse en las cosas triviales, a preferir lo cotidiano a lo exótico, lo aparentemente banal a lo espectacular.
Maude nació y se crió en el delta del Misisipi, esa región de tierras fértiles e historia convulsa. El algodón hizo felices a algunas personas y desdichadas a muchas otras. Es la cuna del blues. Los placeres más refinados conviven allí con las pulsiones más primarias. La guerra de Secesión causó estragos, luego el Ku Klux Klan sembró el terror y la lucha por los derechos civiles escribió algunas de sus páginas más dolorosas y señaladas. Se diría que es un lugar donde el tiempo se detuvo definitivamente hace ya mucho.
Siendo una joven adulta, ávida de ampliar sus horizontes, Maude Schuyler Clay se instaló durante más de un decenio en Nueva York, donde trabajó primero en una reputada galería y, posteriormente, como fotógrafa y editora de revistas tan prestigiosas como Vanity Fair, Fortune o Esquire.
Pero la nostalgia por el letargo del Sur, el aroma embriagador de las magnolias o las apacibles aguas del arroyo Cassidy acabó siendo demasiado fuerte y, dando así la razón al dicho según el cual no nos damos cuenta de verdad de nuestro apego por las raíces hasta que nos alejamos de ellas durante mucho –demasiado– tiempo, Maude volvió al hogar, arrastrando a su marido, Langdon Clay, en su irrevocable decisión de recuperar la casa familiar. El caserón que construyó su abuelo en 1911 le sirve ahora de campo base. También aquí lo fundamental es mantenerse fiel a la historia.
Lo esencial de Mississippi History se asocia a los allegados de la fotógrafa, tanto si esa proximidad es familiar como amistosa, geográfica o, en líneas más generales todavía, verdaderamente histórica. Partiendo de lo íntimo para acceder a lo universal, Maude Schuyler Clay nos cuenta numerosas historias a partir de la suya y de las personas que la rodean. Se trata de relaciones y sentimientos humanos, de historias que se entremezclan y que, consideradas en su conjunto, conforman la Historia.
Para Maude, la antigua ayudante de Eggleston, el color es claramente un elemento indisociable del discurso, del mismo modo que encontramos en ambos ese equilibrio frágil entre instinto e intelecto, entre lo sensual y lo cerebral. También descubrimos en él ese lirismo “gótico” característico del Sur profundo y que remite indefectiblemente a la prosa de dos inmensos escritores oriundos –como ella– de Misisipi, Eudora Welty y William Faulkner.
Cuando trabaja en exteriores, Maude Schuyler Clay prefiere las luces del final de la tarde, cuando las sombras se extienden y los rayos del sol poniente envuelven a los seres y las cosas con un velo dorado y benévolo. Las imágenes nos irán enseñando a su marido y a sus hijos, a otros miembros de la familia, a algunos personajes anónimos y a varios artistas célebres, como William Eggleston y Eudora Welty, por supuesto, o Lee Friedlander, Sally Mann y Richard Ford (quien firma además el texto introductorio del libro publicado por Steidl).
La presente exposición es la más importante dedicada hasta la fecha al trabajo de Maude Schuyler Clay, así como la primera que se realiza y presenta en un museo europeo.
Alain D’Hooghe
Eija-Liisa Ahtila (Hämeenlinna, Finlandia, 1959), artista visual y cineasta, presenta la exposición Ecologías del drama, que gira en torno a la relación del ser humano con la naturaleza y está formada por cinco videoinstalaciones, una serie fotográfica y otra de dibujos.
El amor, el sexo, los celos, la ira, la vulnerabilidad y la reconciliación son algunas de las emociones que están presentes en las obras de Ahtila. La artista describe su trabajo como “dramas humanos”, relatos de ficción que surgen de largos períodos de investigación, así como de sus propias observaciones y experiencias. En sus últimas obras, también reflexiona sobre la frontera entre el “yo” y el “otro”, invitando al espectador a mirar dentro de la mente de individuos que se encuentran atrapados en momentos de fragilidad psicológica.
Desde mediados de la década de los 90, Eija-Liisa Ahtila ha participado en festivales internacionales de cine y certámenes del sector. En 1998, estuvo presente en la 2ª edición de Manifesta, Bienal Europea de Arte Contemporáneo. Con exhibiciones colectivas e individuales, Ahtila ha recorrido las salas de los principales museos de arte contemporáneo del mundo. Su video polisémico Consolation Service, en el que plantea una deconstrucción de la ilusión cinematográfica, fue premiado en la 51ª Bienal de Venecia (1999). En el 2000, ganó el Vincent Award. En 2002, expuso en la Tate Modern, en el 2006 exhibió su vídeo multi-pantalla The Wind en el MoMA, y en el mismo año ganó el Artes Mundi Prize en Cardiff, Gales.
Su obra forma parte de prestigiosas colecciones en museos como el Kiasma y Tampere (Finlandia), Tate Modern (Inglaterra), el Stedelijk Van Abbemuseum de Eindhoven (Holanda), Museo de Lyon (Francia), MoMA y SFMoMA (EE.UU.) y de colecciones privadas en Italia, Suiza, Alemania y Estados Unidos.
(Documentación da web http://www.mac.gasnaturalfenosa.com/museo)
Ningún comentario:
Publicar un comentario